sábado, 4 de abril de 2009

PROFECÍAS MAYAS 2012, ¿TRANSFORMACIÓN O DESTRUCCIÓN?


“Una profecía cumplida es una profecía fallida”, Michael de Nostradamus


Es frecuente, cada vez más, escuchar sobre el “fin de los tiempos” en el 2012 no sólo como parte de las profecías de diversas corrientes esotéricas y espirituales; sino también como parte de algunas proyecciones científicas respecto al cambio climático.

Es lógico que muchos se encuentren inquietos ante la cuenta regresiva hacia el 2012, cuando se nos marca un cambio de 180 grados para la humanidad. Pero ¿en que consiste esa transformación?, ¿seguira existiendo la Tierra como la hemos conocido, seremos capaces de sobrevivir?

De acuerdo a las profecías mayas, que incluso el Vaticano ha aceptado como ciertas, el 22 de diciembre del 2012 no volveremos a ser los mismos. Pues nuestro destino es convertirnos en seres evolucionados con diversos poderes mentales.

Así que las generaciones actuales somos realmente privilegiadas, ya que experimentamos ese despertar espiritual y las transformaciones políticas, sociales y culturales consecuentes.

Podemos sentirnos entusiasmados de ser testigos y participantes de dichos cambios.

Al respecto han habido muchos malos entendidos e ideas apocalípticas, pero los mayas NUNCA dijeron que el mundo o la vida se iba a acabar. Si bien es cierto que advirtieron sobre algunos desastres naturales que señalan el fin de un ciclo, época o era y el inicio de otro. Además dejaron algunas pistas sobre nuestra transformación física, mental, emocional y de consciencia.

El fin del tiempo no quiere decir destrucción, sino un cambio en la manera en que nos percibimos a nosotros mismos y al mundo. Cabe también destacar que las predicciones son una guía para prevenir los eventos negativos, no leyes que se cumplen inexorablemente.

Las profecías son sólo advertencias para que tomemos conciencia de la necesidad de cambiar de rumbo y evitar que se hagan realidad. Tenemos el destino en nuestras manos. Con nuestros pensamientos positivos de amor hacia los demás, podemos crear nuestro futuro.

En ese contexto, el presente texto se centra exclusivamente en las ancestrales profecías mayas para nuestro tiempo, de acuerdo a las conclusiones que sus antiguos sacerdotes mayas hicieran de sus cálculos astronómico; y cuyo significado ha sido de difícil interpretación para arqueólogos, criptógrafos, ect.

Esos antiguos sacerdotes a través de petroglifos, jeroglíficos, símbolos y otras escrituras, han legado su sabiduría a la humanidad. Y gracias a personas como Don Diego -actual sacerdote maya muy respetado entre los herededos de esta etnia- asentados principalmente en Guatemala y el estado de Yucatán en México, que ha traducido los Libros Sagrados Mayas del “Chilam Balam”, es como conocemos algunas de sus profecías.

Pocas personas pueden traducir con maestría, los mensajes dejados por los “Ahau Kines” en la lengua sagrada maya. Así que debemos agradecer a sus legítimos herederos que nos permitan conocerlos.

Tal vez, las revelaciones nos han llegado hasta ahora, porque se creía que no éramos lo “suficientemente dignos” para recibir tal conocimiento o existía el riesgo de que influenciados por intereses de orden personal, pudiésemos utilizarla inadecuadamente.

Además el mundo civilizado podría desmerecer tales profecías, exponiéndose inclusive a ser ridiculizadas al herir la susceptibilidad de las religiones consolidadas, con lo cual se corría el riesgo de que las profecías mayas fueran declaradas “blasfemas”.

Por consiguiente y asumiendo que “todo lo que sucede, ocurre por alguna razón”, con seguridad existe un motivo poderoso por la que en estos últimos tiempos, hayan comenzado a difundirse la sabiduría y conocimientos del pueblo y maya.

Ello sucede porque el tiempo para su difusión y comprensión es precisamente ahora, pues estamos presenciando su desarrollo y consiguiente cumplimiento. En el marco de nuestro libre albedrío, tenemos la oportunidad de aceptar o rechazar los cambios previstos.

En el caso afirmativo podemos ser parte de su maduración y, de esa manera, arribar a un Mundo Nuevo, constituido por una Nueva Tierra y una Nueva Humanidad.

En consecuencia, tenemos una elección más: asumimos una conducta de temor que anule nuestras capacidades como seres humanos multidimensionales, o aceptamos el desafío de avanzar hacia nuestra evolución, abrazándonos y uniéndonos para que cada uno participe de forma conciente y decidida en esta transición de nuestra “Morada” (la Tierra) y sus “Moradores” (la Humanidad).

Evidentemente, según las profecías mayas y otras existentes con relación al “fin de los tiempos”, se esperan tiempos inquietantes y momentos aterradores. Sin embargo, si nos vinculamos de forma fraternal, aceptando el saber de los antepasados, daremos el paso siguiente hacia una era de amor y luz.

Ello nos permitiría recordar que “somos los creadores de nuestro cielo en la Tierra”, que “somos los Guardianes de los Portales de la Ascensión Espiritual”, que “somos los facilitadores” para que ocurra este gran salto cuántico en el que se halla inmersa la humanidad. En última instancia, podremos comprender que somos nosotros quienes tenemos el pleno dominio sobre nuestro destino.

Si decidimos avanzar, el camino nos otorgará, entre otras cosas, la capacidad de leer la mente y viajar a través de las dimensiones; ya no viviremos los efectos del tiempo sino que será algo que crearemos y que utilicemos para nuestra evolución individual y colectiva.

También podremos manifestar de manera instantánea lo que pensamos y sentimos, crear la realidad que deseamos y a la que podemos recurrir a voluntad.

Todo ese poder es factible para el ser humano pues según los mayas, Dios es la vida de todas las formas del universo, siendo la humanidad una de esas manifestaciones infinitas.

No hay comentarios: